En una localidad rural ubicada en el Estado de Tlaxcala y llegado el día, varios de los integrantes de una familia se han citado para llevar a cabo una de las matanzas que tienen lugar en el patio trasero de su casa todas las semanas. Divididos en tres cobertizos sin luz y de escasa higiene una treintena de cerdos son criados y explotados con fines comerciales.
Según la Secretaría de agricultura, ganadería, desarrollo rural, pesca y alimentación (Sagarpa) del poder ejecutivo federal mexicano, en el año 2014 se mataron más de diecisiete millones de cerdos para alimentar a la población mexicana.
En uno de los cobertizos dos cerdas son explotadas con fines reproductivos. Durante varios meses al año son confinadas en estos armazones de hierro.
En el cobertizo contiguo varios cerdos aguardan su destino.
Cuando el cerdo es de gran tamaño, es inmovilizado y matado en el suelo.
El propietario del negocio asesta varias cuchilladas a uno de los cerdos en la arteria carótida.
Los cerdos no reciben aturdimienro previo y agonizan durante minutos.
Las cabezas también son aprovechadas.